La coma





Los signos de puntuación sirven al que escribe para separar las ideas entre sí. Al que recibe la comunicación escrita le facilitan la compren­sión del texto.

Es muy necesario saber usar estos signos de puntuación correctamente.

La coma sirve, en concreto, para indicar detalles y pausas menores.

 

 

SITUACIONES DEL USO DE LA COMA

  • En las enumeraciones, cuando los diferentes elementos de igual cla­se no van unidos por conjunciones copulativas o disyuntivas.

Los montes y los llanos, los vientos, las selvas, los ríos y los mares reciben el aliento…

Era tal su alegría que cantaba, reía, saltaba y lloraba al mismo tiempo.

  • Los dos últimos elementos de una enumeración no se separan por comas sino que se unen por una conjunción copulativa.

Tiempo, viento, mujer y fortuna, presto se mudan.

  • Los vocativos van siempre entre comas.

Escucha, amigo, este consejo leal.

Lucharás, soldado, con valor y entrega.

  • Cuando se interrumpe el sentido de la oración y se intercalan datos explicativos, éstos se ponen entre comas.

No es conveniente, con este calor, hacer el viaje

Los barcos, que llegaron, eran los más veloces.

 

  • En frases conjuntivas.

En ese recodo fue, realmente, donde chocaron.

Con esta chica, enamorada, ya «o se puede trabajar.

  • Cuando se invierte el orden regular de la oración, o la oración su­bordinada preceda a la principal.

Cuando vimos la aldea, apresuramos el paso

Con esta lluvia, no llegaremos nunca.

  • Se usa coma para separar acotaciones en gerundio o de participio absoluto.

Los alumnos, exceptuando los presentes, serán amonestados.

El profesor, escuchada la disertación, hizo sus notas.

  • Cuando hay elipsis del verbo, pues está sobreentendido, se sustituye por una coma.

Yo no tengo posibilidades, tú igual. ¿Podremos?

La honra de un amigo es sagrada; la de un desconocido, igual.

  • En oraciones adverbiales intercaladas.

Ahora, como estoy alegre, no pondré examen.

Mañana, cuando vengas, terminarás el cuadro.

  • Van entre comas, finalmente, las expresiones similares a: Por últi­mo, finalmente, en efecto, en fin, sin duda, sin embargo, pues, por con­siguiente, etcétera.

En este caso, por tanto, no aplicaremos el reglamento.

Tengamos en cuenta, ante todo, las posibles consecuencias.

EJERCICIOS: La coma

 

 

  • 20.1. Redacte un par de ejemplos, de inventiva personal suya, para cada uno de los casos en los que se le presenta la necesidad de usar coma.

  • 20.2. Observe detenidamente las comas que hay en algún artículo de periódico o en alguna novela que tenga.

  • El patache es un barquito de treinta toneladas escasas con aparejo de bergantín-goleta. Supónese que estos barcos han sido nuevos alguna vez; yo nunca los he conocido en tal estado, y eso que no los pierdo de vista, como lo pueda remediar. Por tanto, puede afirmarse que el patache es un compuesto de tablucas y jarcia vieja. Lo tripulan cinco hombres; a lo más, seis o cinco y medio; el patrón, cuatro marineros y un motil o muchacho cocinero. El patrón tiene a popa su departamento especial, con el nombre aparatoso de cámara; la demás gente se amontona en el rancho de proa, espacio de forma triangular, pequeñísimo a lo ancho, a lo largo y a lo profundo, con dos a modo de pesebres en los costados. En estos pesebres se acomodan los marineros para dormir, sobre la ropa que tengan de sobra, y debajo de la que vistan, pues allí son tan raras como las onzas de oro las mantas y las colchonetas. Para entrar en el rancho hay, entre el molinete y el castillo de proa, un agujero poco ma­yor que el de una topera, el cual se cubre con una tabla revestida de lona encerada, tapa unas veces de corredera y otras de bisagras. De cualquier modo, si el agujero se cubre con la tapa, no hay luz adentro, ni aire, y si la tapa se deja a medio correr o levantada, entran la lluvia, el frío, el sol y las miradas de los transeúntes, porque el patache, en los puertos, siempre está atracado al muelle.

  • 20.3. Ahora le presentamos el fragmento, sin ninguna coma, para que usted las coloque sin mirar el original.

    El patache es un barquito de treinta toneladas escasas con aparejo de bergantín-goleta. Supónese que estos barcos han sido nuevos alguna vez; yo nunca los he conocido en tal estado y eso que no los pierdo de vista como lo pueda remediar. Por tanto puede afirmarse que el patache es un compuesto de tablucas y jarcia vieja. Lo tripulan cinco hombres; a lo más seis o cinco y medio; el patrón cuatro marineros y un motil o muchacho cocinero. El patrón tiene a popa su departamento especial con el nombre aparatoso de cámara; la demás gente se amontona en el ran­cho de proa espacio de forma triangular pequeñísimo a lo ancho a lo largo y a lo profundo con dos a modo de pesebres en los costados. En estos pesebres se acomodan los marineros para dormir sobre la ropa que tengan de sobra y debajo de la que vistan pues allí son tan raras como las onzas de oro las mantas y las colchonetas. Para entrar en el rancho hay entre el molinete y el castillo de proa un agujero poco mayor que el de una topera el cual se cubre con una tabla revestida de lona encera­da tapa unas veces de corredera y otras de bisagras. De cualquier modo si el agujero se cubre con la tapa no hay luz adentro ni aire y si la tapa se deja a medio correr o levantada entran la lluvia el frío el sol y las miradas de los transeúntes porque el patache en los puertos siempre está atracado al muelle.



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