Teatro Romántico





Don Juan Tenorio El drama romántico es cultivado inicialmente por dos autores cuya obra es, en cierto sentido, aún de transición. El primero de ellos es Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), que se distancia del teatro neoclásico con sus obras La conjuración de Venecia (1834) y Aben Humeya (1836). El segundo es Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865); su drama Don Alvaro o la fuerza del sino, estrenado en 1835, marca el advenimiento del romanticismo en España. La segunda generación de dramaturgos románticos está representada por Antonio García Gutiérrez (1813-1884), Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) y José Zorrilla (1817-1893).

 

Don Juan Tenorio

 

Autor de dramas como El zapatero y el rey (1840), el popularísimo Don Juan Tenorio (1844) — basado en las obras de Tirso de Molina y de Zamora— y Traidor, inconfeso y mártir (1849), Zorrilla es un dramaturgo que depura en sus obras los elementos de importación del teatro romántico, inspirándose en una tradición exclusivamente española.

 

A esta generación también pertenece Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873), aunque su teatro, de tipo costumbrista, está orientado todavía por principios neoclasicistas.



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